Esta historia la leí en un libro que me gusta mucho, se llama "Cómo Suprimir las Preocupaciones y Disfrutar de la Vida" de Dale Carnegie, del cual, les compartiré muchas cosas más. El autor expone en ese capítulo, cómo es que preocupaciones tan pequeñas, hacen que poco a poco nos vayamos desgastando más y más, hasta en un momento que tenemos que sucumbir ante la depresión.
El relato va así:
"En la ladera de Long's Park, en Colorado, se hallan los
restos de un árbol gigantesco. Los naturalistas nos dicen que
este árbol se mantuvo en pie durante unos cuatrocientos
años. Era un vastago cuando Colón desembarcó en la isla
San Salvador y se hallaba a mitad de su desarrollo cuando
los Peregrinos se establecieron en Plymouth. En el curso de
su larga vida, fue alcanzado por el rayo catorce veces;
pasaron sobre él los aludes y las tormentas de cuatrocientos
años. Sobrevivió a todo esto. Finalmente, sin embargo, un
ejército de escarabajos lo atacó y acabó arrasándolo. Los
insectos se abrieron paso a través de la corteza y
destruyeron gradualmente la fuerza interior del árbol por
medio de sus ataques, diminutos, pero incesantes. Un
gigante de la selva, que no se había marchitado con la edad,
que no había cedido al rayo, que no se había doblegado ante
la tempestad, cayó al fin ante bestezuelas tan pequeñas que
un hombre hubiera podido aplastarlas entre su índice y su
pulgar".
A veces dejamos que pequeñas cosas, nos vayan preocupando y quitando la tranquilidad interior, hasta que, el cúmulo de ellas hace que perdamos el control o nos sintamos agobiados. El ego en su naturaleza, hace que, pequeñas cosas nosotros las veamos como inmensas e imbatibles, pero la experiencia nos enseña con el paso del tiempo, que sólo tenemos que salir de nuestra zona de confort y accionar para poder superarlas.
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